En el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Ostional (Costa Rica) se desarrolla un proyecto que busca la conservación de la tortuga lora. La legislación ambiental vigente ha permitido, desde el año 1990, la creación de organizaciones dedicadas a la explotación racional de sus huevos para su comercialización, con la salvedad de destinar una parte de lo recolectado a la incubación y posterior traslado del nuevo ser vivo a las playas.
La iniciativa tiene el propósito de evitar la extinción de la especie ocasionada por la indiscriminación de la actividad, la cual se conoce desde los años sesenta, cuando los pobladores de Ostional y otros ávidos comerciantes, la consideraban como medio de subsistencia y forma de lucro. Ello incluía la matanza de las tortugas para obtener de ellas su caparazón, su piel y su carne para alimentación, o, por ejemplo, aceite para lámparas.
Si bien es cierto que la medida ha promovido incluso la movilización social, mediante la participación de personas que quieren participar en el proyecto en forma voluntaria, y que la tortuga lora y otras especies han escapado del peligro de su extinción, también lo es que otras millones mueren sin salir de sus cascarones debido a su comercialización. ¿Una masacre disfrazada de conservacionismo?
¡A-SÍ NO! 